viernes, 6 de octubre de 2017

EL ACOMPAÑAMIENTO ESPIRITUAL SALESIANO ES UN CAMINO DE CRECIMIENTO




Desde el inicio de la experiencia oratoriana, Don Bosco implementó un proceso de acompañamiento breve, sencillo y suficiente para sus muchachos. Este proceso tenía su raíz en el Sistema Preventivo.

El Sistema Preventivo se sustentaba de una espiritualidad centrada en: la vida, Cristo, alegría, Iglesia, María y el servicio al prójimo. Esta espiritualidad se alimentaba de una vida Sacramental en la Confesión y Eucaristía. Por eso la tradición salesiana nos atestigua abundantemente como la Confesión la y Eucaristía eran partes integrantes de su sistema educativo como columnas y fundamentos de toda su pedagogía.

La confianza espiritual era el clima que reinaba en el Oratorio, de tal manera que para muchos jóvenes el diálogo, la escucha y el acompañamiento se prolongaba en la vivencia del Oratorio. Por eso, la presencia del acompañante espiritual ofrecía una oportunidad a los muchachos del Oratorio de comenzar de nuevo con y a través de Cristo. 

Por consiguiente, cada salesiano está llamado a ser “un hombre rico de paternidad espiritual”. El fin del acompañamiento es llevar siempre al encuentro con Dios y su voluntad revelada en Jesucristo.

 En conclusión, Don Bosco debe ser siempre la hoja de ruta y el punto de partida para elaborar un itinerario breve, sencillo y suficiente que ayude al crecimiento espiritual de los beneficiarios.







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